domingo, 10 de marzo de 2013

REFLEXIONANDO MÁS HONDO



Hoy domingo, tengo más tiempo para sentarme frente al ordenador, echar la vista atrás en estos pocos días que llevo en la UCI, y PENSAR. Sé que estamos en la primera semana y que mi experiencia en la unidad es mínima, en este quinto blog podría plantear un tema clínicamente complicado, con numerosos estudios al respecto, adjuntar algún protocolo relacionado… Pero creo que en esta primera semana debo dedicarle tiempo y espacio en mi blog a algo tan importante y sencillo a la vez como es la COMUNICACIÓN.


Por ello en esta primera semana me gustaría detenerme un poco y pensar en algo tan sencillo como la comunicación de enfermería con el paciente ingresado en una unidad de cuidados intensivos.

Desde el principio de nuestra carrera, tanto en las prácticas clínicas como en las clases teóricas, enfermeros como profesores nos han insistido al respecto, y por eso ahora me gustaría presarte la atención que se merece, sobre todo en una unidad de este tipo, en la que quizás la comunicación se ve más limitada.

En mis dos primeros días en la unidad, pasaba a la habitación y era incapaz de hablar… al verme tan apabullada de información, técnicas, monitores… No prestaba la suficiente atención al paciente con el que me encontraba. Por esta razón, como autocrítica, dedico hoy el blog a la comunicación que debemos ofrecer a nuestros pacientes de la UCI.

Según la bibliografía consultada; las relaciones que establecemos con los pacientes ingresados en este tipo de unidad de cuidados intensivos y con sus familiares y allegados, son determinantes en el resultado asistencial final1. Con frecuencia no sólo somos poco conscientes de todo ello, sino que en mi opinión no hemos recibido formación suficiente sobre técnicas de comunicación y negociación tanto con pacientes como con familiares.

Siguiendo con la bibliografía consultada, sabemos que los pacientes durante su estancia en la UCI, las alteraciones emocionales citadas con mayor frecuencia son la ansiedad, el estrés, la depresión o el denominado síndrome de cuidados intensivos, en cuyo desarrollo se encuentran implicados factores como el ruido excesivo que puede dificultar el sueño y el descanso, el dolor, las medidas empleadas para la ventilación que impiden que los enfermos se puedan comunicar adecuadamente, etc. Además, los pacientes suelen desarrollar un sentimiento de falta de control de sí mismos, siendo las principales necesidades manifestadas la sensación de seguridad y «saber qué está pasando». Las vivencias experimentadas pueden continuar produciendo alteraciones emocionales incluso varios meses después del alta hospitalaria llegando a desarrollar un trastorno por estrés postraumático, lo que justifica un seguimiento con el objetivo de detectarlas y tratarlas adecuadamente. Parece adecuado que el tratamiento de estos pacientes sea multidisciplinario, atendiendo tanto las necesidades físicas relacionadas con la enfermedad, como las psicológicas2. Esto último está en nuestras manos, por eso el conocimiento sobre el tema se hace imprescindible para así poder actuar correctamente.

Los pacientes ingresados en UCI, pueden presentar diversas alteraciones psicológicas como consecuencia de la adaptación a la nueva situación, en la cual los pacientes se encuentran en un ambiente extraño o desconocido, que les priva de sus interacciones y sensaciones habituales, mientras les asaltan constantemente estímulos sensoriales extraños. Por este motivo, se considera que el ambiente propio de la UCI afecta psicológicamente a los pacientes de un modo negativo 2,3. Además, tienen que abandonar, al menos temporalmente, los roles que previamente desempeñaban (familia, trabajo, etc.) y adoptar un rol pasivo y dependiente hacia el equipo médico del hospital y las máquinas y equipamiento que les rodean2.


Una vez que hemos visto la situación en la que se encuentran nuestros pacientes por el mero hecho de estar ingresados y de las alteraciones emocionales y necesidades psicológicas que les conlleva. Debemos ser conscientes de ello, ser capaces de detectar este tipo de alteraciones, y llevar a cabo según los criterios que utilice el equipo de la UCI (principalmente enfermería) para aliviar dichas alteraciones y necesidades2. Además en la bibliografía descrita se encuentran varios estudios que se centran en la valoración de estos criterios y estrategias de actuación.

La preocupación de la enfermería estará entonces relacionada con asistir a los pacientes y sus familias para enfrentar la enfermedad, el sufrimiento y el estrés que las situaciones nombradas anteriormente generan. Los contactos con los pacientes en estado crítico son más frecuentes, y el tiempo de permanencia de los enfermeros al lado de la cama es más prolongado; los pacientes requieren frecuentes procedimientos que hacen que los enfermeros permanezcan más tiempo con ellos4.

El reto en la interacción lo ofrecen los pacientes con alteraciones de la conciencia como efecto de traumas, lesiones o de medicamentos sedantes, relajantes y anestésicos; estos pacientes no buscan la comunicación, no hablan, y sus expresiones y mensajes en la mayoría de los casos se limitan a gestos o a permanecer en silencio; la aparente incomunicación no los convierte en simples receptores del cuidado, y los enfermeros y las familias deben estar pendientes de mantener con ellos el contacto físico y la comunicación, y de ofrecerles la información necesaria para favorecer la ubicación en la realidad y evitar que la sensación de soledad y desamparo que presentan generen efectos físicos y sociológicos; pero es posible encontrar cierto grado inhibición en determinadas personas para sostener diálogos con aquellos que no están en capacidad de responder4



Es mi caso, ya que en estos días me resultaba complicado hablar con estos pacientes, ver su estado me limitada la capacidad de comunicarme con ellos. Pero después de ver a mis enfermeros-tutores, resto del equipo, y tras haberme documentado al respecto, reconozco lo importante que es para ellos. Y para nosotros también. Ya soy capaz de entrar a la habitación, dirigirme a la cabecera de la cama y decir con una amplia sonrisa “hola, me llamo María, esta tarde estaré contigo, para lo que necesites”, y así me presento cada vez que voy atender a un nuevo paciente. La mayoría de los pacientes que tenemos en la UCI están sedados, intubados y no nos escuchan, pero ahora me parece esencial establecer un pequeño vínculo con ellos. Los pacientes necesitan el contacto humano, es bueno hablarles e, incluso tocarles las manos, les transmite una sensación de cercanía.

Según Travelbee la percepción que los enfermeros tienen de los pacientes afecta profundamente su comportamiento, realza sus acciones y determina la calidad del cuidado que se ofrece. La comunicación tiene lugar en cada interacción enfermero-paciente, se da en la conversación y en el silencio, en lo verbal y en lo no verbal; por el lenguaje simbólico mediante la apariencia, el comportamiento, la postura, la expresión facial y los gestos que comunican ideas, pensamientos y sentimientos, y se otorgan significados tal como se hace con el lenguaje hablado. Mediante la comunicación y la observación el enfermero conoce a los pacientes y obtiene de ellos la información necesaria acerca de sus necesidades, respuestas y sentimientos para tomar decisiones respecto a las estrategias de comunicación o de la terapéutica requerida4.

El cuidado de los pacientes en estado crítico pone a prueba las habilidades, los conocimientos y la experiencia clínica de los enfermeros, no solo por el estado de salud de los pacientes con múltiples necesidades interferidas, sino también por las barreras y distorsiones que se presentan para que la interacción y comunicación con los pacientes ofrezca los resultados que se esperan en términos de contribuir a la recuperación de la salud o a la muerte tranquila4.

Para terminar y hacer una pequeña sugerencia; me gustaría decir que si bien existen personas que gozan de una gran capacidad comunicativa y facilidad natural para establecer relaciones  empáticas, lo cierto es que las habilidades comunicativas pueden adquirirse; con la experiencia, y que su aprendizaje debería introducirse en todo programa de formación del personal sanitario. Estas competencias se reconocen específicamente en el proyecto “CoBaTrICE” para la formación de médicos intensivistas en Europa; y se han desarrollado programas de formación específicos en habilidades comunicativas para médicos residentes en cuidados intensivos como el publicado recientemente en la revista Critical Care Medicine1. Es ahora cuando me gustaría usar mi blog como medio comunicativo y reivindicativo, para decir que ya que existen programas en desarrollo, o ya puestos en marcha al respecto, dedicados a médicos intensivistas y residentes, debería existir esa formación mencionada anteriormente para todo el grupo sanitario; incluidos enfermeros y otros profesionales.

No hay duda de que atender a esta necesidad requiere cambios en las dinámicas actuales, ya que demanda esfuerzo personal, tiempo, e interés por desarrollar sistemas de comunicación. Cuanto mayor tiempo dediquemos a informar a los pacientes sobre aspectos básicos que sabemos que le preocupan, menor será su demanda y angustia.  Debe incentivarse la comunicación verbal y no verbal con sistemas clásicos de ayuda a la escritura, tablas alfabéticas, códigos gestuales, imágenes, o preguntas estructuradas con respuesta sí/no que permitan ir definiendo el mensaje que nos quiere transmitir1.

Como dato curioso me gustaría añadir que actualmente existe un Departamento de Ingeniería y Física en la Universidad Inglesa de Dundee, que ha desarrollado un interfaz de comunicación para pacientes en UCI intubados denominado ICU-Talk, consistente en una pantalla adaptada y con un sistema de selección de tópicos basado en las necesidades de estos pacientes, que parece eficaz1

TODA COMUNICACIÓN ES POSIBLE








BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:


  1. Assumpta Ricart. La comunicación en Medicina Intensiva. 1ª Ed, 2008.  Hospital Creu Roja. L’Hospitalet de Llobregat. Barcelona
  2. GOMEZ-CARRETERO, P; MONSALVE, V; SORIANO, JF  y  DE ANDRES, J. Alteraciones emocionales y necesidades psicológicas de pacientes en una Unidad de Cuidados Intensivos. Med. Intensiva [online]. 2007, vol.31, n.6, pp. 318-325. ISSN 0210-5691.
  3. Price AM. Managing the anxiety in ICU patients: the role of pre-operative information provision. Nurs Crit Care. 2004;9:72-9.  
  4. BELTRAN-SALAZAR, Óscar Alberto. La práctica de enfermería en cuidado intensivo. Aquichán [online]. 2008, vol.8, n.1, pp. 50-63. ISSN 1657-5997.

1 comentario:

  1. Hola María
    Con el interés que has mostrado al realizar esta entrada seguro que no encontrarás barreras para comunicarte con tus pacientes.

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