En esta semana he tenido un caso que ha
conseguido modificar todos mis esquemas; pongo en situación.
Mujer de 59 años que ingresó en la UCI por
una isquemia intestinal, como antecedente personal relevante hay una FA (fibrilación auricular) de base, en tratamiento.
La isquemia intestinal es la condición
clínica que aparece cuando el flujo sanguíneo del territorio mesentérico
resulta insuficiente para satisfacer los requerimientos del intestino. A
diferencia de las formas crónicas en las que el desarrollo progresivo de colaterales
impide la necrosis intestinal, en las formas de instauración aguda, la viabilidad
del intestino puede quedar comprometida, abocando a una situación de riesgo
vital para el enfermo (1). Riesgo vital, condición básica para que un paciente
ingrese en la UCI.
La isquemia mesentérica de nuestra paciente
es aguda (IMA), es decir, surge como consecuencia del déficit de aporte
sanguíneo dependiente de la arteria mesentérica superior (AMS) pudiendo
afectar, por tanto, al intestino delgado y/o al colon derecho, (irrigado por la
AMS); como hemos dicho anteriormente en la definición. Representa aproximadamente
un tercio de todas las formas de isquemia intestinal y su evolución suele ser
dramática debido a que el diagnóstico suele realizarse tarde, cuando el infarto
intestinal ya es una realidad irreversible. Su incidencia ha aumentado en los
últimos 20 años y, a pesar de los avances en el conocimiento de su
fisiopatología, sigue gravada con una elevada mortalidad (60-70%). Sólo un diagnóstico
y tratamiento precoces pueden reducir significativamente estas cifras (1).
En el caso que estamos tratando su
diagnóstico y tratamiento se ha llevado a cabo de forma precoz, por lo que he
podido comprobar cómo la recuperación de mi paciente ha sido notablemente
rápida.
El tratamiento de una IMA incluye una serie
de medidas generales dirigidas esencialmente a estabilizar la condición clínica
y la hemodinámica del paciente y una serie de medidas específicas para cada una
de las formas clínicas (1).
Si la condición clínica del paciente lo
permite, resulta de utilidad obtener una visión angiográfica del territorio
esplácnico. Ello permite confirmar el diagnóstico, delinear la estrategia operatoria
e iniciar la perfusión de sustancias vasodilatadoras (por ej., papaverina). La inyección
intraarterial de papaverina resulta de utilidad tanto para tratar la vasoconstricción
de la IMNO, como para aliviar el vasoespasmo que acompaña a las formas
oclusivas. Debe recordarse que éste último suele persistir varios días después
de haber repermeabilizado el vaso ocluido y ser responsable de un infarto mesentérico
tardío. Por lo tanto, muchos expertos recomiendan mantener la perfusión antes,
durante y después del acto quirúrgico, hasta obtener un angiograma normal. Se
recomienda utilizar una concentración de 1 mg/ml y una velocidad de perfusión
de 30-60 mg/h. El tratamiento no puede administrarse en casos de shock y debe suspenderse de inmediato si
aparece una caída repentina de la TA (sustituir por suero glucosado o salino). En
este caso se aconseja indicar una radiografía de abdomen para comprobar la correcta
colocación del catéter. Los pacientes con insuficiencia hepática también pueden
presentar episodios de hipotensión debido a un fallo de aclaramiento hepático
del fármaco vasodilatador (1). En ausencia de peritonitis, cabe plantear otras
opciones alternativas, siempre que se trate de una embolia menor (en la embolia
mayor la cirugía sigue siendo obligada, salvo contraindicación formal).
Aquéllas incluyen la propia infusión de drogas vasodilatadoras, la trombólisis
local con uroquinasa y la descoagulación con heparina. La probabilidad de éxito
en estas opciones alternativas es mayor cuando la oclusión es parcial y el
tiempo de evolución, inferior a 12 horas.
En este caso el tratamiento a seguir con
nuestra paciente, fue acorde a la bibliografía encontrada. Como tratamiento
tenía una PC de Urokinasa a 100.000 Uds/h intraarterial, siendo el rango de
administración de 60.000-200.000U/hr (2). Y una PC de Heparina Na+.
También tenía como tratamiento Pantoprazol como protector gástrico, SF 0,9% de
mantenimiento y Digoxina iv para el control de la FC de su FA de base.
La paciente se encontraba HD estable aunque
con ligera tendencia a la taquicardia a pesar de la digoxina. Buen estado
general sin oxigenoterapia, es decir, con aire ambiente. Era sorprendente su situación. Como hemos hablado en alguna ocasión un paciente crítico puede estar "aparentemente" bien, sentado, comiendo, sin oxigenoterapia...
Durante el turno de la mañana se realizaron
varios controles vasculares mediante angiografía, mostrando persistencia del
émbolo, por lo que la PC de urokinasa se debía mantener hasta nuevo control.
Respecto a este caso lo que más me llamó la
atención fue el introductor que tenía la paciente para la administración de
fármacos intraarterial. Desde el principio de la carrera te enseñan que POR LA
ARTERIA NO SE PONE NINGUN FARMACO!!!!!!! Pero entonces con un caso como este
mis esquemas al respecto cambian.
La vía de administración intraarterial está
reconocida y presenta ventajas como la posibilidad de actuar de modo directo
con la droga administrada sobre el órgano afectado sin acciones sistémicas. En
referencia a las condiciones de asepsia, pureza de las soluciones y ventas en
la dosificación, la vía intraarterial es equivalente a la endovenosa (3). El
fármaco se inyecta directamente en la arteria para dirigir su efecto a un
órgano blanco, área corporal o tejido determinado. Permite alcanzar
concentraciones locales elevadas, en aplicaciones inmediatas, intermitentes y
en forma constante utilizando una infusión. Los agentes radiológicos se pueden
administrar por esta vía, así como algunos agentes, en la quimioterapia (3).
La paciente ha mejorado notablemente y tras
varias arteriografías han visto la disolución del émbolo, se llevó a cabo por tanto la retirada del cateter intraarterial y se plantea
el alta en estos días. Como se ve en la fotografia de retirada del introductor arterial, se debe ejercer una fuerza compresiva muy alta, en nuestro caso se llevo a cabo durante 20 minutos con el puño directamente. El ejemplo de compresión que se ve en la fotolografía sería más eficaz que la fuerza realizada por una persona. Por lo que se debería valorar la posibilidad de tener estos medios.
Gracias a este caso y a la búsqueda bibliográfica se
descubre como la rápida detección y tratamiento de los problemas consiguen un
buen pronóstico en el paciente. Este aspecto se podría extrapolar a todas las
patologías, estando en nuestra mano y la de los médicos, la detección precoz de
los problemas, incluso también la posible educación a la población para
detectar también esa clínica clara, y así poder actuar rápidamente.
BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA:
- Montoro Huguet MA, Sans Cuffi M. Isquemia intestinal. Guías de práctica Clínica de Zaragoza.2006;26(2):1-14.
- Michel C, Laffy P, Leblanc G, Riou JY, Chaloum S, Maklouf M, Le Guen O, Pitre J. Intraarterial fibrinolytic therapy for acute mesenteric ischemia. J Radiol 2001; 82:55-8.
- Saénz Campos D. Principios de farmacología general y administración de fármacos. Cap 4. Vías de administración. Ed de la Universidad de Costa Rica 1993. ISBN 9977-67-205-9
Hola María
ResponderEliminarUna entrada muy interesante.
Intenta aportar diagnósticos de enfermería y actividades utilizando la taxonomía.
Ah... Con respecto a la entrada: recuerda que como indicas, si se administra medicación por vía arterial, su efecto es directamente al órgano administrado. Ya que no es "depurado" por el hígado (anatómicamente imposible). Es por tanto una vía de elección únicamente para el tratamiento de ciertas patologías, como la que indicas o incluso de quimioterapia...NO RECOMENDABLE para el resto de fármacos.
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