El
dolor en algunas unidades, es frecuentemente infravalorado, y por tanto
insuficientemente tratado. Las respuestas psicológicas, hemodinámicas,
metabólicas y neuroendocrinas provocadas por un control inadecuado del dolor
pueden producir mayor morbilidad y mortalidad 1,2. El dolor puede provocar además ansiedad, insomnio,
desorientación, agitación y delirio. Puede ser responsable de estados
depresivos y de una mayor incidencia de dolor crónico. El estado
hiperadrenérgico, consecuencia del dolor, puede producir isquemia miocárdica,
disminución del peristaltismo, aumento del catabolismo proteico e
inmunodepresión. El dolor no tratado puede ser responsable del aumento de
complicaciones pulmonares y de infecciones quirúrgicas. El uso combinado de
agentes analgésicos y sedantes disminuye la respuesta de estrés de los
pacientes de cuidados intensivos 3.
Pero el dolor, ¿a qué se debe?
El dolor en los pacientes críticos puede tener múltiples orígenes- La propia enfermedad que motiva su ingreso.
- Los procedimientos invasivos que se realizan para su tratamiento.
- Las técnicas necesarias para el manejo de los pacientes (presencia del tubo orotraqueal, mascarillas de ventilación mecánica no invasiva, colocación y presencia de sondas y catéteres, etc.)
- Las técnicas de cuidados de enfermería (aspiración endotraqueal, movilizaciones, cambios de apósitos, fisioterapia, etc.)
- La presencia de infecciones ocultas como otitis, sinusitis, abscesos rectales etc.
- La propia inmovilidad del paciente 3
Pongo en situación todas las consecuencias estudiadas respecto al dolor,
para ser conscientes de su importancia en el tratamiento de nuestros pacientes.
La capacidad para detectar y controlar el dolor y el sufrimiento de los
pacientes es un principio importante y fundamental de enfermería ya que en
definitiva somos el equipo que está a pie de cama 3.
La evaluación del dolor en el
paciente crítico es difícil pero muy importante.
En el paciente consciente, utilizamos como herramienta de valoración y
monitorización la escala visual analógica (EVA) y la escala verbal numérica
(EVN) y la escala de Campbell para el paciente con incapacidad para
comunicarse. No se deben admitir puntuaciones de dolor superiores a 3.
Debo
añadir una aclaración sobre; la evaluación del dolor en el paciente intubado
con sedación no profunda. No se debe presuponer que un paciente intubado y, por
tanto, con la pérdida de su comunicación verbal no pueda comunicarse. Igual que
con un paciente no intubado, hay que preguntar con claridad acerca de su dolor,
y darle el tiempo suficiente para responder. El paciente puede comunicarse con
movimientos, y usar por tanto también las escalas EVA o EVN.
La UCI sin dolor debe ser un
objetivo de calidad asistencial 3.
Sin embargo, por parte de enfermería debemos conocer que existen una serie
de barreras para la correcta detección del dolor, unas son obvias, como la
incapacidad de comunicación (inconsciencia, déficit neurológicos, sedación
profunda, presencia de tubo orotraqueal), otras pueden ser no tan notorias como
las barreras culturales, religiosas, los valores del paciente ante el dolor, la
propia comprensión del paciente de su sintomatología o la simple depravación de
sueño.
Mi paciente H.L está conectada a una PCA de morfina 20mg una velocidad de
infusión de 4ml/h con bolos extras de 1mg según demanda y valoración. El
paciente podrá demandar según dolor, pero ¿cómo si el paciente está
inconsciente?, ¿qué criterios debo seguir para valorar esa “demanda”?
Por un lado debemos atender a los criterios fisiológicos:
La presencia de dolor puede ir asociada a hipertensión arterial,
taquicardia, sudoración, midriasis o lagrimeo. Soy consciente de que se tratan
de signos un tanto inespecíficos en el contexto del paciente crítico pero
debemos de valorarlo ya que un paciente con dolor no controlado pudiera generar
una respuesta vagal.
Mi paciente H.L se encuentra normotensa, eupnéica y normocárdica. No se
aprecian signos que pudieran advertir dolor. Pero debo continuar evaluando...
Y por otro, a los criterios conductuales:
La expresión facial, la presencia de movimientos o posturas antiálgicas o
el tono muscular.
La escala BPS (Behavioral Pain Scale) valora del 1-4 la expresión facial,
la movilidad y conducta de las extremidades superiores y la presencia o no de
lucha contra el ventilador.
Otra escala utilizada es la de Cambpell, que a diferencia de la anterior sí
nos permite cuantificar la intensidad, ya que la anterior sólo determinar
presencia.
En el caso de mi paciente la escala de Cambpell se muestra tranquila, no
respuesta verbal, tono muscular normal, cierta inquietud y mueca de dolor con
un valor de 2, con lo que el dolor de mi paciente lo puedo catalogar de leve.
Otros posibles valores objetivos:
En la actualidad no existe ningún
monitor diseñado para la evaluación y cuantificación del dolor en el paciente
crítico. Sin embargo, podemos extraer información de monitores diseñados para
otros fines. Es el caso del Índice Biespectral (BIS©), tecnología
electroencefalográfica no invasiva, que permite estimar de manera inmediata y
continua el nivel de sedación 4.
Así nos permite hacernos una idea del grado de confort que tiene el paciente.
La presencia de electromiograma en
la señal del BIS nos alerta de la presencia del dolor; la contracción del
músculo frontal es un reflejo («fruncir el ceño») que se activa con la
presencia del dolor. Esta contracción puede ser detectada por los electrodos
del BIS en forma de electromiograma y por tanto su presencia, y sobre todo su
disminución o desaparición tras la administración de un analgésico, puede
orientar sobre la existencia o no de dolor. Algunos autores afirman que frecuentes
cambios de la numeración en el BIS, no relacionados con la profundidad de
sedación, pueden sugerir la presencia de dolor. Los valores normales del BIS
estarían en el rango de 40-60.
Existen estudios sobre la “Correlación del análisis biespectral y
escala de confort en la evaluación de sedación de la UCI”; donde los resultados
obtenidos demuestran una adecuada correlación entre los valores de BIS y los de
la escala COMFORT pareados en un grupo de pacientes ventilados y sedados en una
UCI; lo que sugiere que el monitor BIS es una herramienta útil en la estimación
de la profundidad de la sedación 4.
Pese a que el dolor popularmente es concebido como un síntoma
subjetivo es deber de la enfermera, de un lado no dudar de la
percepción que el paciente tiene del dolor y la
instrucción del paciente en cuanto a que el dolor no se debe de ser soportado
sino comunicar su existencia independientemente del grado al equipo
de cuidadores, es decir al equipo de enfermería.
Conclusiones
A
modo de conclusión se presentan los puntos clave que hay que tener en cuenta en
la monitorización del dolor.
- La presencia de dolor es un problema muy frecuente en los pacientes críticos.
- La capacidad para detectar y controlar el dolor de los pacientes es un principio fundamental de todos los miembros de un SMI.
- El control del dolor es no sólo una obligación por cuestiones humanitarias, sino una obligación médica para reducir la morbilidad y mortalidad de los pacientes críticos.
- El dolor referido por el propio paciente es la base para instaurar la terapéutica.
- Los pacientes deben ser instruidos sobre la importancia del control de su dolor e interrogados de forma frecuente y sistemática acerca de su presencia.
- La simple distribución de escalas de cuantificación del dolor mejora su detección y control.
- Las escalas EVA y EVN son las más útiles en el paciente consciente y deben ser utilizadas al menos cada 4 horas, respetando el sueño.
- La escala de Campbell es la recomendada para la evaluación del dolor de los pacientes que no pueden comunicarse y debe ser incluida en las constantes rutinarias del paciente intubado. Los parámetros fisiológicos y de comportamiento son indicadores indirectos y se deben combinar con las respuestas observadas tras la administración empírica de un analgésico.
- Puntuaciones de dolor superiores a 3 en la EVA y en la de Campbell no deben ser admitidas.
- La estancia de los enfermos sin dolor debe ser un objetivo de calidad asistencial de todos los SMI 3.
BIBLIOGRAFÍA:
- Liebeskind JC. Pain can kill. Pain. 1991; 44:3-4.
- Chamorro Jambrina C, Romera Ortega MA, Pardo Rey C. Analgesia y sedación del paciente crítico. Presente y futuro. Med Intensiva. 2004; 2Supl 3:1-4.
- PARDO, C.; MUNOZ, T.; CHAMORRO, C. y SEMICYUC. Grupo de Trabajo de Analgesia y Sedación. Monitorización del dolor: Recomendaciones del grupo de trabajo de analgesia y sedación de la SEMICYUC. Med. Intensiva [online]. 2006, vol.30, n.8, pp. 379-385. ISSN 0210-5691.
- RAÚL BUSTOS B., CLAUDIA FUENTES S. Correlación entre análisis biespectral y escala COMFORT en la evaluación de sedación en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos. Rev Chil Pediatr 2007; 78 (6): 592-598
Hola María
ResponderEliminarMuy bien. Creo que estás preparada para añadir a tus entradas diagnósticos de enfermería, concretándolos al paciente al que dedicas tu entrada.
Ánimo y hasta pronto...